martes, 28 de agosto de 2012

LA DURA TAREA DE ENMENDAR LOS DAÑOS CAUSADOS



El proceso por el cual aprendí a enmendar y corregir los daños causados de  una manera intensa  y amplia fue cuando estuve hospitalizada en una institución para pacientes con trastornos alimenticios.
El programa era basado  vagamente en los principios de los 12 pasos.
Una de las ocho semanas de tratamiento se llamaba “Semana de la Familia”  y se centró en torno a una enmienda con enfoque cristiano  la cual llamaban “la verdad en el amor”.
Me pasé una cantidad considerable de tiempo preparándome, casi  un mes y medio antes de la  “Semana de la Familia” para enmendar mis errores.   Había mucho  que necesitaba  compartir con mi familia.
Sin embargo, no era de extrañar que mi comportamiento en cuanto a los  trastornos alimenticios no fuera la única área en mi vida que estaba fuera de  lugar.
Había otra cosa, desarrollada y alimentada por mis problemas con la alimentación, la cual estaba teniendo un alto impacto negativo en mi vida. Y decidí que antes de ir a tratamiento no iba a tratar este otro problema.  Uh. Uh, de ninguna manera. Cuanto más trabajé en enmendar mis errores, más me di cuenta que necesitaba ser y estar libre de los desórdenes alimenticios que tenía y que además, era esencial que afrontara esta otra  situación.
Para no hacer la historia larga, la “Semana de la Familia” por fin llegó, hice una lista muy larga de enmiendas para cada problema, de la misma manera lo hizo mi familia, fue así como se presentó la oportunidad de tener en mi vida una pizarra limpia.
Desde entonces he enmendado numerosos daños con mucha gente. Y sé que tendré que hacer enmiendas, o reparar más daños  en el futuro porque soy un ser humano y continuamente cometemos errores.
Yo quería oír a Tiger Woods cuando me enteré que  ofrecería disculpas públicamente  el viernes pasado.
Realmente no me importa su vida personal, ni es mi responsabilidad juzgar su sinceridad. Sin embargo, yo estaba  interesada en la enmienda, por la experiencia que he tenido sobre este tema.
Pero puedo utilizar las lecciones que he aprendido  las cuales Tiger Woods reiteró para el futuro.  Aquí hay algunas de ellas, las cuales  pueden resultar útiles para tu vida:
  • Soy responsable en reparar el daño, no del perdón.
Esto es algo que he abrazado con impaciencia, tal vez porque trae un montón de libertad. Si le debo a alguien una enmienda, es mi responsabilidad dársela. No es mi trabajo hacer que la persona que me perdone. Si alguien acepta mi disculpa es una elección  que las personas tienen deben tomar.  Todo lo que puedo hacer es cuidar la parte que me corresponde.
  • Las enmiendas no necesariamente son interdependientes.
Si siento que alguien me ha ofendido, no es mi responsabilidad hacer que ellos me pidan disculpas. Así como no soy responsable que alguien me perdone, no puedo tampoco obligarlos a que se disculpen conmigo. Si estoy molesta por algo que me han hecho, puedo decirles la verdad, pero no con la expectativa de que me van a pedir disculpas. Esa es su elección.
  • No es suficiente corregir el error,  es necesario vivirlo.
Tiger mencionó que su esposa Elin Nordegren, le dijo que la disculpa real para ella no vendría en forma de palabras, sino en su comportamiento más adelante. Enmendar nuestros errores es muchas veces algo activo y  continuo.  Incluso este tipo de enmiendas muchas veces ni siquiera son de tipo verbal. En nuestra era actual de Facebook, es más fácil encontrar a gente del pasado y hacer las paces con ellos de esta manera, pero a veces hay circunstancias que eso no es posible realizarlo.  Pero sí es factible involucrar  nuestro comportamiento para reparar daños en el futuro.
  • Se requiere enmiendas que corrijan daños diariamente.
Muchas de las enmiendas consisten en las acciones y trabajo diario constante. Una cosa que Tiger dijo fue: “ahora depende de mí corregir los daños y esto inicia  en no repetir los errores que he cometido”. Existe mucha gente para la cual esta frase podría ser su mejor enfoque. Quiero que mis enmiendas vivas produzcan un cambio permanente en mi comportamiento.
Aun así me parece demasiado tomarlo como un mandato de por vida.
En este momento elijo vivir las enmiendas que hago para corregir mis errores un día a la vez.
  • Las enmiendas deben ser sinceras.
Yo creo en hacer enmiendas no en forma compulsiva, cada circunstancia es diferente, por lo general me abstengo de enmendar alguna falla al menos que sienta la necesidad de hacerlo. Esto puede resultar un poco controversial,  pero ha dado resultado para mí. Por ejemplo, darme cuenta que alguna persona se molestó  por algo que hice, pero que no considero que haya  razón válida para pedir  disculpas.
Si alguna persona me llama la atención por algo que yo no estaba de acuerdo en hacer, pero luego de considerarlo me doy cuenta que necesito pedir disculpas, lo hago. Algunas veces no siento que haya necesidad de disculparme y no lo hago.
Solamente pido disculpas cuando siento que es un deseo  genuino.
  • Quizá no tengo el deseo de hacerlo, pero tengo que hacerlo.
Algunas veces quiero enmendar algún error pidiendo disculpas, pero no lo hago. Después de todo, hacer alguna enmienda pidiendo disculpas puede ser doloroso, humillante y puede incluso provocar miedo.  Aún si tengo la necesidad de disculparme y es necesario hacerlo, lo hago aunque  no lo quiera hacer.
La necesidad de actuar con integridad y limpiar el desorden persistente proporciona la motivación para hacerlo. De igual manera, es necesario pedir disculpas aún si la otra persona no se siente ofendida.
Por ejemplo, recientemente  me disculpé con una amiga  y ella me vio desconcertada y dijo: “no hay ninguna razón para que te disculpes conmigo”. Entonces le dije que aunque ella pensara  que no la había ofendido, tenía que ocuparme de mi comportamiento a pesar de sus objeciones, le debía una disculpa.
  • Algunas veces tengo  que enmendar mis errores conmigo misma. 
Si bien, es necesario arreglar los asuntos con los demás, es importante no olvidarnos de nosotros mismos. He tenido que  pedirme disculpas a mí misma en incontables ocasiones. Así como me aseguro de comportarme bien con los demás en el futuro, me aseguro de portarme bien conmigo misma también.
Algunas de las enmiendas que he hecho conmigo misma son sobre la forma irrespetuosa que traté mi cuerpo. Y no solamente son disculpas sino acciones subsiguientes.
  •  Las enmiendas nos pueden ayudar en el presente y el futuro.
Reparar los daños enmendando nuestros errores puede ser difícil, aun reconociendo que podría  ayudarme con las acciones en el presente.
En muchas ocasiones he pensado, si hago esto y ofenderá a alguien, tendré que pedir disculpas en el futuro, pero realmente no quiero hacerlo, entonces no haré algo que ofenda a otra persona.
Escuchar las disculpas públicas de Tiger Woods me ayudó a recordar la importancia de enmendar nuestros errores al querer reparar los daños ocasionados, desde tener la voluntad de querer enmendar hasta vivirlas.

 Recaudado de:  http://blog.libresencristo.org/

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